¿Quién no ha coleccionado piedras de formas raras que se apartan de lo esperado en esta clase de objetos?
Este tipo de piedras pueden suponer tanto una fuente de estímulos como un recurso muy eficaz para la localización de figuras o patrones alternativos en determinados proyectos creativos. Sus formas naturales son como los signos de un lenguaje implícito dentro el arte. Y, lógicamente, el ser humano se siente atraído por tales singularidades, le divierten.

El arte de contemplar piedras se basa en el coleccionismo de objetos con formas inspiradoras que estimulan la imaginación, desencadenando toda una serie de procesos mentales. Supone el descubrimiento de un orden oculto en la naturaleza, en el que pueden apreciarse montañas, animales, personajes misteriosos, seres mitológicos u objetos de la más diversa índole.
Si alguien aún no le ha encontrado el parecido o nunca ha visto un rostro en algún objeto inanimado, quizás deba preocuparse. Resulta que esta obsesión por encontrar significados es un fenómeno muy común en nuestro cerebro; recibe el nombre de pareidolia (palabra derivada etimológicamente del griego eidolon (εἴδωλον): ‘figura’ o ‘imagen’ y el prefijo para (παρά): ‘junto a’ o ‘adjunta’), un mecanismo por el cual reconocemos patrones en medio de todo el desbarajuste sensorial que nos presenta el entorno.

Haciendo un poco de historia, recordemos que esta práctica milenaria es originaria de China, desde donde se extendió al resto de los países de su área de influencia (Japón, Corea, Vietnam) y, a principios de los años sesenta del siglo XX, se amplió a muchos países occidentales a través de exposiciones en museos y galerías de arte, así como con la aparición de nuevos ensayos que han logrado despertar un creciente interés por el entendimiento de un arte apenas conocido en nuestro país.
El caso es que en determinados espacios naturales sobresalen, por su singularidad y rareza, imponentes formaciones rocosas que, desde siempre, han cautivado al espectador y han llamado su atención. Paisajes cuyo modelado de las superficies ha sido causado por la erosión durante millones de años, propiciando la aparición de verdaderos prodigios geológicos de todo tipo de formas y tamaños, entre los cuales se encuentran los considerados monumentos naturales, algunos de ellos declarados patrimonio natural de la humanidad. Pero, de entre todas esas formaciones asombrosas, sólo una clase constituye el objeto de esta investigación: se trata de las rocas que tienen la forma de rostros humanos.
Y, para encontrar estas piedras, no hay que ir muy lejos, tan sólo dar un paseo por la orilla del mar, eso sí, lentamente y disfrutando del entorno. Una vez más, el Fisgón, en uno de sus paseos habituales, ha encontrado uno de estos raros ejemplares, una roca que más bien se nos antoja una cara humana, situada en al camino de San Juanito de La Punta del Hidalgo (Tenerife). Ya ven, ni siquiera el Fisgón ha escapado a la tentación de buscar un sentido a la extraña belleza de sus formas.

Cuando el parecido creado por la ilusión permite ver cosas distintas en el objeto, éste transporta al espectador a otros lugares imaginados.
Autores: Antonio Tárraga y Carolina Real.

Quiero darles la enhorabuena, me ha parecido muy curioso el artículo, porque yo también paseo por La Punta en dirección a San Juanito y de vez en cuando alguna piedra se antoja humana
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Gracias, Sonia. Esperemos que pronto podamos pasear juntas, cuando pase todo esto. Un fuerte abrazo.
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Es un bonito artículo. Las formas que imaginamos ver en las piedras o en alguna otra formación de la naturaleza son asombrosas. En la Antigüedad existía el culto a las piedras, teniendo éstas un gran poder. Un saludo.
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Gracias por comentar. El culto a las piedras es muy interesante, desde luego. Un cordial saludo.
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En mi pueblo de Cervelló (Barcelona) hay una escultura labrada en la roca roja con aspecto humano. Popularmente se la llama «La momia». Si me das tu correo, te podría enviar la foto y podrías publicarla en tu blog. Saludos, José.
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Claro, estaríamos encantados. El correo del grupo es agrupoanaga@gmail.com Muchísimas gracias y un abrazo.
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