Somos un grupo de personas interesadas por la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, por nuestra tierra, nuestro mar y, en definitiva, por nuestro planeta. Esperamos que con nuestros artículos y vuestros comentarios podamos crecer como personas y emprender juntos el camino hacia un modo de vida más sostenible.
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Leading the way
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Hoy vamos a hablar sobre una de las leyendas más interesantes que han formado parte de la cultura canaria en un momento crucial de su historia, la conquista y ocupación de la isla de Tenerife.
En el momento de su conquista, a Tenerife se la conocía con el nombre de Planasia, la “isla errante”, un topónimo de origen griego frente al resto de denominaciones isleñas que son claramente de origen latino. Tal denominación se debe a que era la isla con mayor extensión de terreno y habitantes («latitudo Planasiae referta mortalibus«, así la describe Alfonso de Palencia, cronista del siglo XV que narró la conquista). Algunos investigadores opinan que esta designación estaba en estrecha relación con las erupciones volcánicas del Teide, resultando de esta idea una especial vinculación entre la actividad telúrica y su significado de isla flotante.
Es cierto que el Teide ha constituido un motivo obligado de referencia en la descripción del Archipiélago, predominando ante cualquier otra simbología isleña, pues, admirado y mitificado, ha despertado la curiosidad de cuanto viajero arribaba a nuestras costas. Palencia en su descripción del famoso pico, a diferencia de los autores clásicos, quienes solían pintarlo cubierto de nieve, nos transmite la imagen espantosa de una cumbre altísima, de difícil acceso y de la que brota continuamente un fuego infernal. Esta asociación de Tenerife con el vocablo “infierno”, que aparecía ya en la cartografía medieval, así como en los relatos de viajes y en los informes oficiales de la época, se mantiene en las noticias que tenemos sobre la isla en la centuria de su conquista, aportadas principalmente por los cronistas e historiadores. Así, por ejemplo, fray Alonso de Espinosa escribe “Con todo esto conocían haber infierno, y tenían para sí que estaba en el pico de Teide, y así llamaban al infierno Echeyde, y al demonio Guayota” (Historia de Nuestra Señora de Candelaria, 1952, p. 35), haciéndose eco de esta asociación al exponer la creencia guanche que situaba al demonio en el Teide.
Volcán de Pico Viejo o Chahorra (Narices del Teide)
La asociación de Tenerife con el vocablo “infierno” responde a la creencia guanche que situaba al demonio en el Teide.
Otro aspecto interesante de la nesominia canaria reflejado en cronistas como Palencia es el nombre que se emplea para designar al conjunto de islas del Archipiélago, donde observamos tanto el nombre genérico deFortunatae Insulae, como el apelativo deCanaria, que aparece ya en los autores clásicos (Plinio, Historia Naturalis, VI, 199-205) y que, aunque en un principio es aplicado a Gran Canaria, con el tiempo dará nombre a todo el Archipiélago. Contrariamente a la creencia difundida de que el nombre de Canaria se debe a la abundancia de perros de gran tamaño (canis “perro”), su nombre vendría determinado por ser habitada por los Canarii, pueblo del sur de Marruecos situado frente a Canarias (M. Martínez, Las Islas Canarias en la Antigüedad clásica. Mito, Historia e imaginario,, 2002).
En cuanto al nombre colectivo de Afortunadas, expresión mítica de origen latino dada a las Islas Canarias desde antiguo, se atribuye no sólo a las cualidades y bondades de la tierra, sino también a su ubicación geográfica que va a servir como punto de apoyo para expediciones más lejanas. Situadas frente a la costa de Mauritania, las islas ofrecían una navegación más segura hacia las costas de Etiopía y Libia, donde se encontraban las minas de oro codiciadas por castellanos y portugueses, quienes supieron comprender el valor de estas tierras como base desde la que se podría controlar toda la costa conocida. Pero, además de resultar un refugio seguro para las naves, las islas ofrecían una gran cantidad de recursos naturales que permitían el abastecimiento de la flota y el comercio con los mercados europeos, como es el caso de la abundancia de madera en Tenerife o el comercio de la orchilla, un material sumamente útil para el teñido de las telas, aunque, sin duda, el bien más preciado continuaba siendo la venta de esclavos, que, desde antiguo, representaba un lucrativo negocio para piratas y mercaderes, y que, en época de la conquista, fue un negocio legal que enriqueció a capitanes y, cómo no, a la Corona.
Los aborígenes canarios eran una mercancía muy solicitada en los mercados europeos y peninsulares, especialmente en los de Sevilla, Valencia y Mallorca. Una de las respuestas a la necesidad de justificar la captura de esclavos canarios fue la consideración de sus habitantes como “bárbaros”, lo que supuso el mayor trasvase poblacional de la historia.
Según el testimonio de Palencia, los dueños de Planasia eran feroces guerreros (cum barbaris illis Planasiam possidentibus), cuya esclavitud sobrellevaban con arrogancia más que con sometimiento (capiuntque incautos ad servitutem quam superbe nihilominus quam debiliter subeunt), y a los que ni el varón de fe más encendida pudo convertir al cristianismo.
En líneas generales, la visión de los cronistas e historiadores que narraron la conquista de las Islas, y en particular la de Tenerife, nos deja la imagen de una isla de grandes dimensiones, poblada de grandes bosques y feroces guerreros, envuelta en antiguas tradiciones, donde el bien más preciado fue, sin duda, sus habitantes.
Para más información, pueden descargar el texto completo:
La costa de Punta del Hidalgo (Tenerife, Islas Canarias)
El documental de Ecoáreas-mardetodos recoge testimonios de vecinos de Punta del Hidalgo, entre ellos algunas caras conocidas incluso lejos de las islas como Chago Melián y José Manuel Ramos. El vídeo que vemos a continuación, titulado ‘Punta del hidalgo: territorio estratégico para un turismo sostenible y comunitario (2022)’, expone el gran valor medioambiental y cultural del emblemático pueblo costero.
Este vídeo que compartimos es una construcción colectiva que reúne las voces de personas cercanas a la realidad que contamos, personas comprometidas con la transformación social a través de la participación, el cuidado y el trabajo colectivo.
El documental, compartido por la Asociación Mosaico Canarias, que ha participado también en la organización, presenta un antes y un después de la costa de La Punta, tras la regularización de las acampadas.
Se recuerda el daño producido por el vertido de los residuos en la costa y, por ello, el grave problema de contaminación. Además, las acciones humanas suponen un daño importante para las especies de aves que viven entre Punta del Hidalgo y Bajamar, uno de los pocos lugares elegidos por las aves migratorias para descansar y recuperar fuerzas durante un vuelo de miles de kilómetros.
Las casetas de avistamiento, construidas por un carpintero local no solo tienen un valor educativo, ya que reciben visitas continuas de centros escolares, sino que suponen un interés añadido a ornitólogos y turistas, aquellos que no solo buscan sol y playa.
El valor cultural de Punta del Hidalgo es de sobra conocido. “Aquí, el que no sabe cantar sabe bailar o es escultor. La Punta es el lugar idóneo para crear”, explica Esther Medina. La artista recuerda que “la música reggae la trajeron a la punta los turistas americanos que venían a hacer surf en los años 70”.
José Manuel Ramos, puntero ilustre que no necesita presentación, se mostró “orgulloso de la actividad cultural que hay en La Punta. Es algo que me motiva y es algo que he ido ofreciéndole al mundo y diciéndole que soy de Punta del Hidalgo”.
Con esto queremos destacar los valores punteros y poner el foco en el cuidado y preservación de un espacio tan único como este.
Este peculiar árbol, construido en acero inoxidable, de cinco metros de altura y 450 kilos de peso, forma parte del patrimonio escultórico de Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias) desde diciembre de 2021.
Ubicada en la Plaza de España, la obra del artista vasco Julio Nieto, bajo el título Lo llevo bien, tiene la apariencia de un hombre con forma de árbol que soporta sobre sus hombros distintos pensamientos esculpidos en sus ramas, simbolizando -según los entendidos- el optimismo del ser humano.
En el 2014, el artista decidió exponer temporalmente esta escultura en la capital. Se comenzó entonces a recaudar dinero, a través de una plataforma en Facebook, para poder adquirirla y dejarla en la ciudad permanentemente. Sin embargo, el objetivo no se alcanzó, y la pieza viajó por muchas galerías de arte de Madrid, Barcelona, Alemania, Miami y Nueva York. Pasado el tiempo, y tras conocer la historia, el…
Con el nombre de «Los Siete Ojos» se conoce uno de los acueductos más antiguos y curiosos de nuestro Archipiélago, cuya estructura sigue fielmente el patrón de los antiguos acueductos romanos.
La gestión y el uso del agua en Canarias ha creado toda una cultura en torno al preciado recurso, que hunde sus raíces en la sociedad aborigen de las Islas y que se desarrolla a partir de la presencia europea. Múltiples son los sistemas y estrategias de captación, almacenamiento y distribución tanto para riego como abastecimiento de población, que en gran medida han dependido de factores geográficos, climáticos, económicos y técnicos a lo largo del tiempo. El resultado es un rico patrimonio hidráulico que alcanzó su cénit a finales del S.XIX y mediados del XX.
Inicialmente los canales se construyeron entre finales del siglo XIX y principios del XX para el transporte del agua desde los nacientes a los centros de consumo. En ellos, el agua se desplaza por gravedad sin consumo energético; esto implica que el diseño de las pendientes debe ser lo más eficiente posible. Actualmente, el agua se transporta mediante acequias, tajeas, canales y tuberías, parte de las cuales constituyen un valioso patrimonio cultural, ni protegido ni usado como activo económico.
Los cauces de los distintos municipios atesoran a menudo un patrimonio hidráulico tan valioso como abandonado. Algunos de los más significativos vestigios de aquellas acequias levantadas sobre pilares de piedra, la mayoría del siglo XIX, fueron obras financiadas por particulares.
Estos acueductos, que durante décadas calmaron la sed de los campos y de las gentes, ayudaban al agua a salvar la difícil orografía de los paisajes canarios, salpicados de barrancos y valles, para así abastecer depósitos, fuentes y pilares de uso público. Pero hace muchos años que el único agua que les toca es la que cae de la lluvia o la que acaricia sus pilares cuando corre por los cauces.
Los acueductos ya no canalizan agua, pero sí canalizan historia. Y no precisamente una historia menor. Además de vestigios etnográficos de un valor científico incalculable, sus estructuras evocan un pasado marcado por el poder del agua y por la necesidad de controlarla y distribuirla.
Acueducto «Los Siete Ojos» | Wikiloc
Entre ellos destacamos el acueducto de “Los Siete Ojos”, en el Barranco de Tafuriaste (Puerto de la Cruz, Tenerife). El acueducto llega hasta Montaña de Las Arenas, cruzando el propio barranco Tafuriaste. En ese punto, el acueducto de piedra es más alto, para salvar las crecidas del propio barranco. Para llegar a él, tan solo hay que recorrer un sendero perfectamente señalizado, a cuyo término podremos disfrutar de una bella panorámica del Puerto de la Cruz y el Valle de La Orotava.
Un verdadero tesoro, escondido y olvidado por la mayoría de los habitantes de la zona, excepto por nosotros, los fisgones.
Ya quedan pocas horas para celebrar el final del año 2021 y, a su vez, el comienzo del 2022, ansiosos y esperanzados en lo que nos pueda traer el nuevo año. Ojalá veamos ya el final de esta infame pandemia y un crecimiento en la inteligencia de nuestros líderes políticos en los asuntos de índole ecológico que acaban afectando a todo nuestro planeta.
Hoy queremos traer a este blog la siguiente noticia:
La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, a través del Servicio de Biodiversidad y en colaboración con el Ayuntamiento de La Laguna, ha habilitado un puesto de observación de aves en el entorno costero de Punta del Hidalgo (Tenerife).
El Fisgón de Anaga:CASETA OBSERVATORIO El Fisgón de Anaga: El Fisgón de Anaga
Se trata de sendas casetas para observar aves que han sido situadas en el Camino de la Costa (Punta del Hidalgo) o Camino de San Juanito: una antes del faro, al comenzar la pista de tierra y la otra, como se puede apreciar, a continuación de este.
Los aficionados (o no) a la observación de aves, se encontrarán con unas casetas de madera, con sus bancos de madera, así como unas láminas de las aves que se podrán observar a través de sus ventanas. Aves como el zarapito trinador, el chorlitejo grande, el charrán común, la garza real…
Esta iniciativa, fomentada por la Consejería de Transición ecólogica, en colaboración con el Ayuntamiento de La Laguna y desarrollada por la empresa pública Gesplan, se enmarca en el ‘Proyecto experimental de desarrollo sostenible del uso público en la costa de Punta del Hidalgo, para fomentar hábitos sostenibles entre la ciudadanía y proteger la riqueza medioambiental y paisajística de la costa.
Asimismo, y en la misma línea, se han sustituido los deteriorados carteles explicativos, por unos en mejores condiciones (¡Ya era hora!):
El Fisgón de Anaga
El fisgón de Anaga: La nueva cartelería.
¡Enhorabuena a los aficionados a la Ornitología, y tambien a los que nos gusta disfrutar de la naturaleza!
Y ahora sí: El Fisgón de Anaga les desea todo lo mejor a nuestros seguidores y seguidoras para este nuevo año.
Children decorating an eco-friendly Christmas treeSanta is giving eco-friendly gifts for Christmas
Mesa Redonda «El vino no es una cuestión de género», en la que participaron Mercedes Chinea Oliva, Doctoranda de Historia de la Universidad de La Laguna, Anna Stevan, Sumiller y Carolina Real Torres, Profesora Titular de Filología Latina del Departamento de Filología Clásica, Francesa, Árabe y Románica de la Universidad de La Laguna (España).
El vino no es una cuestión de género es el título de la mesa redonda que recoge el intercambio de experiencias llevado a cabo durante la celebración de las II Jornadas Históricas Canary Wine (Garachico, 9-10 julio 2021), en las que se planteó un debate como herramienta para conocer y difundir los logros de la revolución de género en la industria canaria del vino. El objetivo era valorar el papel de la mujer en el sector vinícola del archipiélago canario, analizando la actual cultura del vino desde una perspectiva de…
En las Islas Canarias -suponemos que como en cualquier otro lugar- las historias de luces misteriosas, casas encantadas y brujerías se transmiten entre sus habitantes de generación en generación ¿A quién no nos han contado de pequeñas alguna historia de fantasmas, conjuros, velas y pócimas?
Esta es la historia de las llamadas brujas del Bailadero de Anaga, que, según las creencias populares, eran mujeres que se dedicaban a hacer aquelarres en una zona montañosa del noreste de la isla de Tenerife, llamada Macizo de Anaga (Canarias).
El Bailadero y cumbres de San Andrés-Taganana
Este «Bailadero de las Brujas» está situado en las cumbres de Anaga, en la dorsal entre San Andrés y Taganana. Se dice que en este lugar las brujas bailaban en torno a una hoguera; de ahí el nombre de la zona «El Bailadero». Tras sus aquelarres se decía también que estas brujas bajaban a la costa para bañarse desnudas.
Bailadero de Anaga
Con el paso del tiempo, la influencia de las historias de vampiros del Este de Europa llevó a que el mito de las brujas canarias incorporara el chupado de sangre, convirtiéndolas así en brujas-vampiro, que succionaban la sangre de los recién nacidos mientras dormitaban en sus cunas. Este aspecto, también es compartido en las mitologías de otros lugares de España, tales como las guaxas en Asturias y las guajonas en Cantabria.
El historiador Domingo García Barbusano, en su obra La brujería en Canarias, escribió:
«Desde El Bailadero deambulaban, los días de aquelarre, a partir de las doce de la noche, hora en que acababan estas reuniones, un numeroso gentío: las brujas, compuestas con negros ropajes y abrigados sobretodos, sus amigas y esas otras personas que deseaban iniciarse en la práctica de la brujería; todos formando una compacta muchedumbre que, por la enriscada cumbre, bajaban lentamente para ver si encontraban algún caminante al que maleficiar».
A pesar de ser este el más célebre, en realidad este «bailadero» no es el único que hay en la zona, pues en la toponimia de Anaga podemos encontrar otros como:
El Bailadero de la Punta de Anaga, sobre el que se levanta el actual cementerio de la zona.
El Bailadero de Chinamada.
El Bailadero, cerca del «Llano de las Brujas», en La Orilla (Tegueste).
Además, por todo el macizo de Anaga existen multitud de referencias a las tradiciones brujeriles como, por ejemplo, la Playa de las Brujas, llamada así porque según la tradición fue uno de los lugares donde las brujas se bañaban desnudas después de sus rituales.
A la playa de Las Brujas, situada en un paraje virgen y aislado de la escarpada costa de Anaga, sólo se puede llegar en barco. Mide 250 metros de largo y guarda un ancho medio de 18 metros. De fina arena gris y picón, soporta un oleaje moderado. Está a ocho kilómetros del Hospital de Nuestra Señora de la Candelaria desde el puerto de la Marina, que es el muelle más cercano.
Toponimia y Denominación
La acepción natural de «bailadero» es la de un lugar que los aborígenes de estas islas habrían elegido por alguna razón para realizar sus bailes, rituales o festivos.
Resulta curioso el hecho de que en lugares llamados “El Bailadero”, actualmente exista un cementerio, haya una cruz, que la zona también se denomine “Llano de las Brujas”, y que, según referencias del imaginario social, la tradición oral haya trasmitido que esos lugares se llaman así “…porque ahí bailaban las brujas”.
Es cierto que los guanches -primitivos habitantes de Tenerife- construían «plazas» en determinados lugares para realizar bailes y ritos sagrados, costumbre que, incluso, podría haber llegado hasta nuestros días, siendo consideradas en muchos casos prácticas brujeriles, o agregadas a ritos propios de la religión Católica.
Es posible que la protección y la supervivencia del ganado, así como obtener de las cosechas el mejor fruto, fueran las razones que empujaban al guanche hacia el campo de las creencias y la religión.
Pasado el tiempo, tras la conquista a finales del siglo XV, el mundo guanche, su sociedad y su cultura, es destruida por la nueva forma de vida dominante implantada por conquistadores y colonos; fuerza especialmente sustentada por la influencia de la todopoderosa religión católica, que impuso su ideología totalitaria, al tiempo que promovió la subversión y tergiversación de los vestigios culturales que quedaban de la sociedad aborigen.
La nueva cultura dominante transformó estos espacios sagrados en bailaderos, lugares sospechosos de cultos malignos, donde las brujas realizaban sus bailes.
Todos los bailaderos se encuentran en lugares elevados, aunque, por lo que hemos podido apreciar, era más importante tener una amplia panorámica de cielo y tierra que la propia altura. Dos de ellos se emplazan en dorsales, con amplia visión al naciente y poniente. Generalmente el recinto en sí está delimitado circularmente, ya sea con un pequeño muro de piedra, árboles, etc.
«Bailadero de las Brujas», altos de Agache. (El Escobonal, Tenerife)
Existe, claro está, una gran superstición en torno a los mismos. Siempre que se hable de brujas debemos tener en cuenta la posibilidad de que efectivamente en los bailaderos se pudieron llevar a cabo prácticas brujeriles, pero tampoco debemos olvidar que, a menudo, son tachados de brujería algunos ritos «paganos» de difícil comprensión para una mentalidad fuertemente influenciada por la religión católica de otras épocas.
Otra teoría defiende que no eran bailaderos de brujas, sino baladeros según la costumbre guanche en tiempos de sequía de llevar a las ovejas a las zonas altas propicias para realizar un rito donde separaban a las madres de las crías, lo que hacía que las primeras balaran llamando a las segundas como forma mágica de atraer las lluvias a Canarias.
En este sentido, el arqueólogo Luis Diego Cuscoy, en su obra Los guanches: vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife, relata:
«En Tenerife sólo sabemos que en la toponimia insular abunda el nombre
«bailadero», es decir, «baladero»» (Luis Diego Cuscoy, 1968, p. 115).
El Bailadero de La Orilla (Tegueste), en una zona también llamada “Llano de las Brujas”
El conocido como “Llano de las Brujas”, en el que actualmente confluyen varias rutas de senderismo, era frecuentado antiguamente por no pocas de las mujeres que fueron sentenciadas por la Inquisición.
Este, por sí mismo, fue motivo suficiente para que el Fisgón, en manada, decidiera ir de excursión a fisgonear un poco por los alrededores.
Descubrimos que el topónimo «Bailadero de Las Brujas» aparecía ya en los planos militares del año 1974 y que, en el extremo noroeste del monte de La Orilla (Tegueste, Tenerife), existe un lugar conocido como Llano de Las Brujas, que unos 200 metros en dirección sureste existía otro bailadero, casi al borde de la montaña, con una amplia panorámica de Tegueste. Recordemos que la panorámica privilegiada es el denominador común de todos los bailaderos, donde no se buscaban lugares ocultos, sino mas bien elevados y con buena visibilidad.
Subiendo por el cortafuegos de La Orilla, en dirección a la carretera del Moquinal, se encuentra una zona llana y algo tupida de vegetación. Este llano se le conoce como Llano de Los Encantamientos y sobre el mismo se cuenta que había personas que al pasar por aquí creían escuchar voces y sentir presencias extrañas, otras se desorientaban y se sentían mal… en el peor de los casos había gente que llegaba a enfermar.
Muy cerca se halla la Hacienda Fuset o Casa de Franco. El nombre se debe a que el general Franco solía pasar de vez en cuando algunos días de descanso en esta casona. Hay personas que aseguran haber sido protagonistas de fenómenos insólitos en esta casa y desde luego hay bastantes evidencias de que ha sido utilizada para celebrar rituales satánicos.
Mas adelante encontramos la Degollada de Solís, donde se pueden ver dentro de una finca las ruinas de la casa donde abatieron a Dámaso, «El Brujo», después de estar varias semanas escondido por estos montes tras cometer 3 asesinatos y varias violaciones por esta misma zona. La gente supersticiosa cuenta que su espíritu sigue vagando atormentado por la zona del Moquinal.
Como auténticos fisgones, no hemos podido resistirnos a buscar entre estas piedras y montes algún vestigio de las viejas creencias y supersticiones de Anaga -nuestro rincón favorito-. Nos pierden los mitos y leyendas de nuestra tierra ¡Qué le vamos a hacer!
Pues, aunque se supone que los aquelarres tenían unas raíces orientadas hacia ritos sexuales y paganos relacionados con la naturaleza en busca de fertilidad para la tierra y, en épocas de sequía, lluvias, tras la conquista de las Islas estos ritos se fusionaron con los que trajeron los colonos españoles y portugueses, dando lugar a un tipo de prácticas consideradas brujeriles que continuaron realizándose en estos lugares hasta hace muy pocas décadas…¿unas pocas décadas? ¡Unos pocos días! Aquí damos fe de ello.
Se trata del quinto tubo volcánico más largo del mundo y se encuentra ubicado en el norte de la isla de Tenerife (Islas Canarias)
LaCueva del Viento es una cavidad volcánica enclavada en el barrio de Icod de los Vinos que lleva el mismo nombre. Se formó hace 27.000 años en lavas basálticas procedentes de la primera fase eruptiva del volcán Pico Viejo, situado junto al Teide.
Este tubo volcánico, cuyo nombre se debe a las importantes corrientes de aire que se producen en su interior, es el quinto más largo del mundo (18,5 kilómetros topografiados) tras los cuatro primeros que se encuentran en la isla mayor del archipiélago de Hawaii (Estados Unidos). Constituye una enorme red laberíntica de pasajes subterráneos, siendo innumerables las ramificaciones aún sin explorar que permitirán ampliar su longitud en el futuro.
La Cueva del Viento también destaca por sus características geomorfológicas únicas, ya que su red de galerías se dispone en tres niveles superpuestos, fenómeno que no está descrito en ningún otro lugar del mundo. Además, presenta una amplia variedad de estructuras de origen primario tales como goterones de lava, cascadas lávicas, terrazas laterales y lagos de lava, entre otras, así como concreciones exógenas de diferente composición (carbonato cálcico y otras sales).
La mayor relevancia biológica de esta intrincada cavidad volcánica es su fauna subterránea, que constituye una fuente constante de nuevos hallazgos. La cueva alberga un total de 92 especies conocidas, la mayoría invertebrados. De éstas, 32 son troglobias, esto es, animales adaptados al medio subterráneo. Entre estas especies condenadas a vivir en la oscuridad, 15 han resultado ser nuevas para la ciencia, como la cucaracha sin ojos Loboptera subterranea o los carábidos Wolltinerfia martini y Wolltinerfia tenerifae.
En su interior también se encuentran algunos restos fósiles de animales vertebrados ya extinguidos, como la rata y el lagarto gigantes, y otros restos óseos de especies ya desaparecidas en Tenerife, como la graja y la hubara.
Los fisgones no podían dejar pasar la oportunidad de explorar esta magnífica cueva y sus alrededores. Les aseguro que fue toda una experiencia!!!
Mapa de La Gomera. Fuente CHIL Y NARANJO, Gregorio (1831-1901): Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias. Madrid: Gaspar y Roig; Paris: Ernest Leroux, 1876.
A cara o cruz he lanzado a la mar una moneda; salió cuna y nací yo: cuna o concha es La Gomera. Súbete al roque más alto, silba con todas tus fuerzas… Gomera. Pedro García Cabrera (1905-1981)
Con estos versos del inigualable Pedro García Cabrera, hoy damos entrada a una de nuestras islas hermanas, La Gomera, una de las siete islas principales del Archipiélago Canario. Pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife y su capital es San Sebastián de La Gomera.
La isla tiene unos 12 millones de años de antigüedad y cuenta con una superficie de unos 370 km² y alrededor de 22.000 habitantes (2020). Su punto más alto es el pico Garajonay, con una altitud de 1.487 m.
La Gomera fue lugar de abastecimiento de Cristóbal Colón antes de partir hacia América, por lo que es conocida también como la isla colombina.
Se dice que Cristóbal Colón quedó fascinado la primera vez que pisó la isla de La Gomera. Incluso existe una leyenda que cuenta que en la ciudad de San Sebastián vivió su gran historia de amor con la señora de la isla, Beatriz de Boadilla.
Museo Naval del barco de la Virgen
Una ruta por La Gomera de Colón no podría comenzar en otro lugar que no fuese la Torre del Conde, donde los isleños comentaban que los enamorados se veían a escondidas. Hoy es uno de los monumentos más visitados de la isla que conserva en su interior una interesante exposición cartográfica.
En cuanto a la climatología, se puede decir que las temperaturas se mantienen estables durante todo el año registrándose las más altas durante el verano. Además, La Gomera tiene una gran tradición gastronómica, siendo la reina de la cocina gomera la miel de palma, jarabe extraído de la palmera canariense. La isla de La Gomera fue declarada por la UnescoReserva de la Biosfera el 11 de julio de 2012.
Entre las actividades que se pueden practicar en esta isla maravillosa se encuentran el senderismo, buceo, excursionismo, la pesca y el ciclismo de montaña.
Las tradiciones se conservan en La Gomera como en ninguna otra isla: Baile del Tambor o Tajaraste, salto con pértiga o el silbo gomero, declarado Patrimonio de la Humanidad el 30 de septiembre de 2009.
Enlaces de interés:
“El Baile del Tambor, el romancero y el Ramo serán declarados Bien de Interés Cultural”. Diario de Avisos [en línea]. 7 de noviembre de 2015.
CASSE, André. “La fonética del silbo gomero”. Revista de Historia Canaria [en línea]. 1959, t. 25, año 32, n. 125-126, p. 56-77.
“Cuba: de Canarias llegó un silbar”. Tambor.es. Revista digital de La Gomera [en línea]. 12 de octubre de 2018.
“La Gomera, la reserva de la biosfera que cuidan sus habitantes”. El Tambor.es. Revista digital de La Gomera [en línea]. 16 de julio de 2016.
La Gomera Reserva de la BiosferaLa Reserva de Biosfera de La Gomera pertenece a la Red de Reservas de Biosfera de Canarias, coordinada por la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias. Tanto el Parque Nacional de Garajonay como el Cabildo realizan actividades de educación y sensibilización ambiental, con el objetivo de fomentar en la sociedad insular hábitos sostenibles en la línea filosófica de las Reservas de Biosfera.
Para Mikhail Bakhtin, as festividades "são uma forma primordial, marcante, da civilização humana", logo, a festa, o carnaval e a cidade, são convidados especiais deste espaço.