La pandemia del COVID-19 nos está dejando imágenes insólitas en muchos lugares del mundo, entre ellas la de nuestras playas, que han cambiado su imagen habitual de toallas y sombrillas por un rostro más amable, el de nuestra flora autóctona.
Es sorprendente ver cómo la naturaleza se abre paso, osada y casi a hurtadillas de cualquier caminante solitario. Así, es posible encontrarse con ejemplares en los que normalmente no reparamos, auténticos supervivientes de zapatillas, cholas, balones…, de nosotros mismos como personas.
Uno de estos supervivientes tozudos es la Astydamia latifolia, una especie nativa en las Islas Canarias, que suele darse en ambientes costeros y rocosos. Se trata de una planta bianual o perenne, con tallos y hojas carnosas, de color verde claro hasta verde glauco, que se conoce como «lechuga o acelga de mar«, tanto por su apariencia como por crecer en zonas de alta salinidad.
Nominación
Astydamia: género dedicado a la ninfa Astydamia, hija de Oceanus. Tiene sentido, ya que la planta crece en las cercanías del mar.
latifolia: procede del latín latus, que significa «ancho», y folius, que significa «hoja», es decir, planta con hojas anchas.
Usos
Es una planta comestible, con alto contenido en Vitamina C. Se dice que los marineros que pasaban por Canarias recalaban en nuestras costas en busca de esta planta para suplir las carencias alimenticias de la dieta pobre que llevaban, debido a que no existían los actuales métodos de conservación de los alimentos. Sus principales compuestos activos son el apiol, la miristicina y los aceites esenciales.
Otro tipos de ejemplares que sumamos a la categoría de «supervivientes» son las especies de Cosco (Mesembryanthemum nodiflorum), que adornan la orilla de nuestras playas. Se trata de una planta pequeña con hojas finas, carnosas y cilíndricas, inicialmente verdes, aunque luego se tornan rojizas. Lo más llamativo de esta planta son sus flores blancas, también muy pequeñas, de tan sólo 1 cm de diámetro, pero francamente preciosas.
Usos y aplicaciones:
Obtención de sosa para elaborar jabón.
Alimento, de sus semillas se elaboraban tortas y sobre todo gofio.
Los campesinos majoreros tradicionalmente la han recolectado con una doble finalidad. Por un lado servía como barrilla que se exportaba para usarse en la fabricación de jabón y para ello los campesinos, una vez seca la planta, la quemaban , compactándose las cenizas en lo que se llamaba la piedra de barrilla que se exportaba fundamentalmente a Inglaterra.
Por otro lado, se recogían la semillas de la planta que se utilizaban como alimento fabricándose un gofio , algo salado, pero muy codiciado por sus cualidades nutritivas. Para su elaboración, una vez seca la planta, se llevaba a los “lavaderos”, u oquedades naturales de las rocas en las costas, donde se removía en el agua marina. Con ello las vainas se abrían y las semillas flotaban en los charcos facilitándose así su recogida. Una vez tostadas, las semillas se pasaban por el molino de mano, útil especialmente codiciado en las tareas domésticas de toda Canarias, y el gofio obtenido calmaba el hambre y alimentaba, por lo que gracias a él durante siglos la población ha podido subsistir en la isla, sobre todo en las épocas de hambrunas.

Indiferente a nuestro confinamiento, la naturaleza ha comenzado a recuperar lo que es suyo.
Autores: Antonio Tárraga y Carolina Real.

Muy buen trabajo, enhorabuena. Espero que ésta recuperación del entorno se valore a partir de ahora. Gracias Antonio y Carolina
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Gracias a ti por comentar!!
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Gracias preciosa. Un abrazo.
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Es una entrada muy interesante, tanto por el tema como por ser un producto original de creación propia. Felicidades a los autores.
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Gracias. Surgió de un paseo por la costa. Un saludo.
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Me ha gustado esta entrada por su valor ecológico. La naturaleza es paciente y cuando las condiciones son favorables se abre a la vida. Esa vitalidad natural no debemos frenarla ni extinguirla, sino respetarla.
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Lo mismo opinamos nosotros y desde aquí aportamos nuestro granito de arena, que, aunque es pequeño, esperamos que se sume a los de las personas que, como ustedes, nos leen. Gracias por tu comentario.
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Reblogueó esto en El Boletín de ARBA.
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